Cuando aparecieron las caricaturas sobre Mahoma en el Jyllands-Posten, muchos medios de comunicación, periódicos y otros medios informativos, que habían gozado de la libertad de expresión como uno de los supremos valores occidentales, decidieron ceder ante el miedo, permitir que uno de los pilares de la civilización fuera pisoteado por el islamofascismo y ni apoyaron ni republicaron -aún haciendo mención a la noticia- las caricaturas que habían encendido la polémica.
Ciertamente ese no fue el caso de la revista satírica francesa Charlie Hebdo que volvió a difundir las caricaturas y estuvo dispuesta a defender una de las libertades más importantes en la vida en sociedad. Ayer, la revista fue destruida por una bomba tras publicar que nombrarían a Mahoma como su editor jefe.
Creo que resulta supremamente apropiado republicar este Manifiesto que algunos intelectuales escribieron y firmaron entonces y que apareció en la hoy destruida revista:
Ciertamente ese no fue el caso de la revista satírica francesa Charlie Hebdo que volvió a difundir las caricaturas y estuvo dispuesta a defender una de las libertades más importantes en la vida en sociedad. Ayer, la revista fue destruida por una bomba tras publicar que nombrarían a Mahoma como su editor jefe.
Creo que resulta supremamente apropiado republicar este Manifiesto que algunos intelectuales escribieron y firmaron entonces y que apareció en la hoy destruida revista: