Uno de los motivos de orgullo en mi vida es haberme graduado de la gloriosa Universidad Externado de Colombia, posiblemente la única casa de estudios —y posiblemente también la única institución— del país que desde su fundación y como parte de sus principios rectores encarna el espíritu de la Ilustración, y la consecuente emancipación del ser humano de los grilletes de la ignorancia y el servilismo.
No creo que la Universidad sea perfecta aunque sí es, de lejos, lo mejor que le ha podido ocurrir a Colombia. Un oasis de civilización y cultura en un desierto de barbarismo. Y cuando ese barbarismo intenta tragarse lo poco rescatable del país, yo no puedo quedarme callado. Y de eso va esta entrada: desde hace unas semanas, el exfiscal General de la Nación Eduardo Montealegre está saboteando a la Universidad en su cruzada personal contra el actual Rector, el doctor Juan Carlos Henao.