En un país tan intolerante y supersticioso como Colombia, a los humanistas y racionalistas siempre nos va mal en elecciones. A veces más mal, y a veces menos mal.
Según las cuentas de La Silla Vacía, en las elecciones que acaban de pasar, nos fue menos mal:
Las elecciones del domingo dejaron mal parado al poder cristiano en el Congreso. Después de tener cinco senadores, solo fueron elegidos dos con pura votación cristiana y sin mucha fuerza....
La debacle empezó con el Mira, que perdió sus tres curules en el Senado.
El liberal Orlando Velandia, que trató de saltar de la Cámara al Senado, también se quemó, aunque sacó 34 mil votos. Y si bien llegó Viviane Morales, reconocida cristiana, el fuerte de sus votos estuvo en el voto de opinión que la reconoce por su paso por la Fiscalía, y al contrario de los demás candidatos cristianos, no es pastora.
Y en Opción Ciudadana, donde estaba el grueso del voto cristiano a través de pastores/candidatos como Gustavo Páez, Víctor Velásquez o Jorge Antonio Trujillo, todos se quemaron, incluyendo el hoy senador Édgar Espíndola.
Yo no comparto el optimismo que la nota podría inspirar.
Si bien Mira no quedó en el Senado, salvó su personería jurídica en la Cámara; Viviane Morales sigue siendo una fundamentalista enemiga del laicismo. El uribismo-MCI consiguió 20 curules en Senado... y siendo esencialmente un movimiento mesiánico y caudillista incapaz de separarse de la orden de su amo, podemos contar con que esos 20 escaños son enemigos de las libertades individuales y del laicismo.
Eso por no contar con los otros tantos que ganó el Partido Conservador, los esclavos mentales de la Iglesia y que el partido de Gobierno ha estado haciendo campaña en iglesias evangélicas - claro, en las grandes, comprometiendo nuestras libertades y la igualdad con tal de ganar.
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