Me sorprende gratamente el trabajo que está realizando la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC). A diferencia de casi todo el resto de órganos estatales, la SIC está cumpliendo con su trabajo y está castigando a las empresas que promocionan productos milagros sin que haya ninguna evidencia que respalde sus afirmaciones y que ponen en riesgo la vida, la salud y la billetera de sus incautos clientes.
Primero fueron las timopulseras, luego vino la línea de cosméticos de Genoma Lab y ahora le llegó el turno al Revertrex:
Primero fueron las timopulseras, luego vino la línea de cosméticos de Genoma Lab y ahora le llegó el turno al Revertrex: