No se podían aguantar. Tenían la necesidad de seguir probando cuantas veces pudieran por lo que queda del 2010 que Colombia es una República Bananera. Y la verdad lo hacen muy bien.
Esta vez es un proyecto de ley que busca establecer cárcel por racismo:
No es que yo esté en favor del racismo; nada más lejos de la verdad (incluso, lo he denunciado). Desprecio el racismo con todas mis fuerzas y entiendo que es la peor rama de la ignorancia. Pero así como coincido en ese tema con los legisladores, yo no comparto su manida necesidad de legislar los gustos. Sencillamente no quiero que mi opinión se vuelva ley.
Si alguien quiere poner de manifiesto su profunda y supina ignorancia y en el proceso hacer el ridículo, ese es su problema. Esa persona tendrá que vivir con esa retorcida personalidad y distorsionada comprensión del mundo por el resto de su vida. Castigar a alguien que no comprende el más sencillo proceso de evolución es como castigar a alguien por no entender las funciones básicas de las mitocondrias. ¡¡Les queda grande! Son ineptos! ¿También van a mandar a la cárcel a los retrasados mentales (a quienes les presento mi más sincera disculpa por compararlos con los racistas)?
No me extraña que los cercenadores del libre desarrollo de la personalidad sean los legisladores insignia del partido político cristiano Mira (una vez más, desconociendo la separación entre la Iglesia y el Estado).
Pero hay algo más: la modificación de la Ley también contempla el castigo por el daño moral, que es como condenar a las mujeres que le hayan partido el corazón a alguien. Si ese alguien se sintió mal, es su sentimiento, su culpa y su responsabilidad. Él decidió sentirse así. Este cambio de legislación promoviendo la irresponsabilidad definitivamente tiene el sello característico de la religión.
Y debo objetar lo de los motivos políticos, religiosos y culturales: ¿Que ya no me puedo burlar ni criticar a los nazis por decir que había una raza superior? ¿Que acaso quieren volver a sancionar la blasfemia -baluarte de la Libertad de Expresión-? Es que no más declararse ateo podría ser suficiente para que las personas extremadamente sensibles pongan una denuncia porque sus sentimientos han sido ofendidos en tanto hay alguien que afirma así simple y llanamente que para él o ella, los amigos imaginarios no existen.
Y si alguien tiene creencias chistosas ¿porqué no me puedo burlar? Y si alguien está imbuido por la cultura paramilitar y narcotraficante ¿debo abstenerme de criticar dicha cultura?
Una vez más se prueba que en Colombia es mejor crear soluciones ficticias y convertir gustos en leyes que campañas de educación enfocadas a explicar que no todos pueden ni deben pensar como uno y que no sólo están en su derecho, sino que en vista de que nadie es poseedor de verdades absolutas, todos son susceptibles de ser criticados.
Esta vez es un proyecto de ley que busca establecer cárcel por racismo:
El proyecto, presentado por los senadores Alexandra Moreno, Manuel Virgüez, Carlos Baena y la representante Gloria Stella Díaz (Movimiento Mira), modifica el Código Penal y le adiciona un capítulo relacionado con los actos de racismo y discriminación racial.
Con esas mismas penas se castigará al que por motivos de discriminación racial, realice o promueva actos, conductas o comportamientos constitutivos de hostigamiento, orientados a causarle daño físico, psicológico, moral o patrimonial a una persona, grupo de personas, comunidad o pueblo, fundado en motivos raciales, religiosos, políticos o culturales.
No es que yo esté en favor del racismo; nada más lejos de la verdad (incluso, lo he denunciado). Desprecio el racismo con todas mis fuerzas y entiendo que es la peor rama de la ignorancia. Pero así como coincido en ese tema con los legisladores, yo no comparto su manida necesidad de legislar los gustos. Sencillamente no quiero que mi opinión se vuelva ley.
Si alguien quiere poner de manifiesto su profunda y supina ignorancia y en el proceso hacer el ridículo, ese es su problema. Esa persona tendrá que vivir con esa retorcida personalidad y distorsionada comprensión del mundo por el resto de su vida. Castigar a alguien que no comprende el más sencillo proceso de evolución es como castigar a alguien por no entender las funciones básicas de las mitocondrias. ¡¡Les queda grande! Son ineptos! ¿También van a mandar a la cárcel a los retrasados mentales (a quienes les presento mi más sincera disculpa por compararlos con los racistas)?
No me extraña que los cercenadores del libre desarrollo de la personalidad sean los legisladores insignia del partido político cristiano Mira (una vez más, desconociendo la separación entre la Iglesia y el Estado).
Pero hay algo más: la modificación de la Ley también contempla el castigo por el daño moral, que es como condenar a las mujeres que le hayan partido el corazón a alguien. Si ese alguien se sintió mal, es su sentimiento, su culpa y su responsabilidad. Él decidió sentirse así. Este cambio de legislación promoviendo la irresponsabilidad definitivamente tiene el sello característico de la religión.
Y debo objetar lo de los motivos políticos, religiosos y culturales: ¿Que ya no me puedo burlar ni criticar a los nazis por decir que había una raza superior? ¿Que acaso quieren volver a sancionar la blasfemia -baluarte de la Libertad de Expresión-? Es que no más declararse ateo podría ser suficiente para que las personas extremadamente sensibles pongan una denuncia porque sus sentimientos han sido ofendidos en tanto hay alguien que afirma así simple y llanamente que para él o ella, los amigos imaginarios no existen.
Y si alguien tiene creencias chistosas ¿porqué no me puedo burlar? Y si alguien está imbuido por la cultura paramilitar y narcotraficante ¿debo abstenerme de criticar dicha cultura?
Una vez más se prueba que en Colombia es mejor crear soluciones ficticias y convertir gustos en leyes que campañas de educación enfocadas a explicar que no todos pueden ni deben pensar como uno y que no sólo están en su derecho, sino que en vista de que nadie es poseedor de verdades absolutas, todos son susceptibles de ser criticados.
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