Hace un año, supimos de Bogotá Gospel, un concierto cristiano que la homófoba concejal y pastora evangélica
Clara Sandoval había conseguido que el Distrito financiara.
En ese momento, le
escribí al alcalde Gustavo Petro para que respetara el Estado laico y no despilfarrara los recursos de todos los contribuyentes bogotanos en promover una superstición privada. Petro no atendió el llamado y el concierto se hizo; nosotros fuimos y recibimos
toneladas de amor cristiano en forma de puños, patadas y la destrucción de nuestra propiedad (y de
estúpidas comparaciones con Rock al Parque). Entonces, desde la
Asociación de Ateos y Agnósticos de Bogotá interpusimos un
derecho de petición cuestionando el desperdicio de dineros públicos en una superstición privada.
Al parecer, todos los
esfuerzos han dado fruto - en un
comunicado de prensa, los responsables de Bogotá Gospel se lamentan que el Distrito no les pague su creencia homófoba y machista: