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miércoles, 3 de noviembre de 2021

Matonean a Richard Dawkins por decir que el sexo es binario



Hace unos meses Richard Dawkins fue condenado por varias organizaciones ateas por la osadía de invitar a una conversación sobre los paralelos entre la identidad racial y la identidad de género, que en los rincones más podridos de la izquierda regresiva es algo equivalente al sacrilegio. Un auto de fe por blasfemia en toda regla.

Por estos días, Dawkins está promocionando su más reciente libro, Flights of Fancy, y como parte de la gira está siendo entrevistado por varios medios; una de esas entrevistas fue la que le concedió a The Times, en donde le preguntaron sobre estas recientes controversias — la entrevista se titula Richard Dawkins: "La raza es un espectro. El sexo es condenadamente binario"

Pues las criaturitas que viven de promover el odio contra Dawkins se dieron un festín de indignación y varios subidones de dopamina cuando de la entrevista se desprende que todo el matoneo del mundo no ha servido para cambiar la opinión del biólogo (por si el título no hubiera sido suficiente pista) — con este extracto ya estaban salivando:

domingo, 15 de agosto de 2021

La Justicia Social viene por la salud mental



Como la religión que es, la ideología de la mal llamada Justicia Social ha invadido todas las áreas de la vida humana — así como usurpó y subvirtió las comunidades atea y escéptica, la academia ha seguido una trayectoria similar y sin importar qué tan robusta sea una disciplina o campo del conocimiento, sería extraño si la Justicia Social no hubiera ya empezado a hacer estragos — lo ha hecho con la medicina de género juvenil, la biología evolutiva y hasta las matemáticas (por ejemplo, cuando Doctores de Matemáticas insistían en que no existe una realidad objetiva y que la suma de 2+2 bien puede ser 5); así que, sinceramente, no creo que quede una sola área del conocimiento que haya resistido efectivamente los embates de la sinrazón de siempre estrenando ropa.

Hay disciplinas académicas que tienen un mayor peso que otras. Por ejemplo, yo pensaría que la cantidad de daño que la Justicia Social puede hacer en la botánica es bastante menos devastadora de la que puede hacer en el derecho, la ingeniería, el periodismo, la pedagogía o la salud humana.

Y eso es lo que estamos viendo — hoy en particular, exploraremos cómo la Justicia Social está empezando a deformar la atención en salud mental. En un reciente artículo para Persuasion, la psiquiatra Sally Satel ofreció un vistazo a los cambios que la salud mental empieza a experimentar como disciplina, cuando los pacientes son tratados por activistas en vez de terapeutas:

domingo, 27 de junio de 2021

Reseña del libro: 'Daño irreversible: La moda transgénero que seduce a nuestras hijas', de Abigail Shrier



Esta es una traducción libre del artículo Book Review: Irreversible Damage: The Transgender Craze Seducing Our Daughters, by Abigail Shrier, por la doctora Harriet Hall, publicado el 15 de junio de 2021 en Science-Based Medicine, y posteriormente retractado por los editores de ese sitio, porque el artículo de Hall no es políticamente correcto — tras esta cobarde retractación, la reseña fue republicada en Skeptic Magazine.


lunes, 17 de mayo de 2021

La Justicia Social arruinó el ateísmo (II)


Una de las cosas que mencioné al principio de la primera entrega de este artículo es la facilidad con la que se etiqueta de nazi (o alt-right, o neonazi, o de extrema derecha, o supremacista blanco, o adyacente al supremacismo blanco) a una persona por su escepticismo frente a la Justicia Social, y cómo deberíamos reservar esas etiquetas para casos en los que abunde la evidencia de que alguien suscribe de hecho esa lacra de ideologías.

Más me demore yo en traducir mi carta a Gretchen diciendo eso, que en aparecer un artículo acusando a los movimientos ateo y escéptico de haber virado a la extrema derecha y la alt-right, y asegurándose de mencionarme varias veces en los primeros párrafos. ¡El asesinato de mi reputación va sobre ruedas!

En esta ocasión, el autor es el profesor mexicano Miguel Ángel Civeira González (Maik para los amigos), autor del blog Ego Sum Qui Sum, quien vino a rematar lo que había empezado Daniel Galarza Santiago.

Por supuesto, las mentiras sobre mí no se hicieron esperar. Civeira abre el artículo asegurando que tras la muerte de George Floyd yo compartí una gráfica con estadísticas sobre incidentes de crímenes violentos interraciales de 2018 en mi perfil de Facebook, lo cual es absolutamente falso. (Civeira ni siquiera tiene acceso a mi perfil.) Quien sí le ha dado difusión a la gráfica ha sido el propio Civeira, que la reprodujo en su artículo, y además ya la había puesto en su perfil de Twitter. Además, quienes me han leído saben que yo jamás publicaría una gráfica de ese tipo, porque para mí la solución pasa por dejar de obsesionarse con el color de piel, y que un crimen violento está mal y es reprochable siempre, independientemente de los niveles de melanina de los involucrados.

miércoles, 21 de abril de 2021

Tres organizaciones ateas condenan a Richard Dawkins por blasfemia



En estos momentos estoy preparando la segunda entrega de por qué la mal llamada Justicia Social arruinó el ateísmo — entre tanto nos ha llegado otro suceso que ilustra perfectamente el caso que he venido exponiendo.

Hace unos días, Richard Dawkins tuiteo esto:

sábado, 17 de abril de 2021

La Justicia Social arruinó el ateísmo (I)



Una versión de este artículo fue publicada en Factor 302.4, blog de Alejandro Agostinelli



Más o menos desde 2011, el movimiento ateo ha venido sufriendo una transformación que ha definido su rumbo en estos últimos 10 años — en pocas palabras, esa transformación ha sido un abandono de los valores ilustrados clásicos (libertad de expresión, libre investigación, la libertad de debatir ideas, el escepticismo y la tolerancia por puntos de vista diferentes) y su reemplazo por un conjunto de principios autoritarios (pureza ideológica, temas tabú, dogmatismo, e intolerancia por quien piense diferente).

Cuando la transformación empezó, yo estuve reportando aquí lo sucedido; no sé de nadie más que haya cubierto estos temas en español, y ciertamente todos los activistas hispanohablantes con los que empezaba a relacionarme en ese momento se quedaban rascándose la cabeza cuando yo mencionaba el tema. Aparentemente, nadie más estaba interesado en estas cosas, lo que significaba trabajo extra, pues si quería que mis lectores supieran lo que pasaba, no sólo tenía que traducir, sino que además tenía que explicar quién era quién, para poder poner las cosas en contexto. Y durante un tiempo lo hice, aunque eventualmente dejé de publicar sobre este tema, y me enfoqué en otros más cercanos a mis lectores.

En cualquier caso, siempre le seguí la pista al tema, porque aún hoy en día sigo asombrado de que un movimiento cuya existencia gire alrededor del respeto al diferente le haya dado la espalda a su propia razón de ser. ¿La cereza sobre el pastel? Que lo hicieron en nombre de la tolerancia y el respeto a la diferencia.

Lo curioso es que el ateísmo organizado fue el primero aunque ciertamente no el último nicho en sufrir una transformación de este tipo. Desde la comunidad del crochet hasta los medios de comunicación han sido presas de transformaciones similares, siempre caracterizadas por acoso, matoneo, y persecuciones a los disidentes. Esto no puede venir como una sorpresa para nadie que no haya vivido bajo una piedra en los últimos cinco años — las instituciones liberales y los principios ilustrados sobre los cuales reposan estas se encuentran bajo ataque en todos los frentes.

El conjunto de ideas detrás de estas transformaciones son aplicaciones de las propuestas de autores posmodernos y sus adaptaciones (unas más fidedignas que otras) al mundo actual, que se han popularizado pretendiendo que luchan por la justicia social; en consecuencia sus activistas han sido llamados Justicieros Sociales (SJW, por las siglas Social Justice Warrior= o woke, porque supuestamente 'despertaron' y abrieron los ojos ante las injusticias. En resumen se trata de una ideología moral bastante inflexible que es caracterizada por las políticas de identidad, la corrección política, y la promoción de la equidad (que no igualdad) y la diversidad de rasgos biológicos (aunque no de pensamiento). Como le he seguido la pista por años a esa transformación, particularmente en el movimiento ateo, y he registrado algunos de esos casos aquí, y otros en la versión de este espacio en inglés, en 2019 mi amiga Gretchen Mullen me invitó a exponer el tema. En ese entonces, para mí ya era claro que el movimiento ateo estaba condenado al fracaso de seguir dándole la espalda a los valores ilustrados, por lo cual escribí que el posmodernismo había secuestrado y destruído el movimiento, al punto de crear una grieta o brecha con dos lados claramente definidos: los autoritarios y los librepensadores.

En vista de que se me habría ido la vida recordando todos y cada uno de los incidentes de matoneo, acoso, y deshonestidad intelectual en los que los ateos woke han incurrido a lo largo de estos 10 años, preferí hacer un resumen de cómo ha ido evolucionando la conversación dentro del propio movimiento ateo, y ofrecer una sensación general de qué es lo que ha venido pasando desde 2011:

lunes, 24 de agosto de 2020

Epístolas sobre libertad de expresión y límites del humor

 
Desde que Alejandro Vázquez Azpilicueta fue invitado al podcast Herejes al episodio sobre los límtes del humor, supe que me caería bien — durante todo el episodio estuve asintiendo y agradeciéndole su defensa integral de la libertad de expresión. Pocas veces tengo la oportunidad de coincidir tanto con alguien a quien no le puedo dar retroalimentación inmediata; es una experiencia muy grata, especialmente en los tiempos que corren.

Tras publicar mi reseña sobre el podcast, Alejandro se puso en contacto conmigo y entablamos una conversación sobre libertad de expresión y los límites del humor.

Consideramos que el intercambio podría ser de interés para más personas, así que acudimos a la red social Letter, creada con el propósito específico de que las personas puedan intercambiar puntos de vista honestamente, ofreciendo contexto y argumentos, en vez de conclusiones gratuitas — Letter es lo contrario a Twitter: mientras la red del pajarito sólo permite 280 caracteres y está diseñada para causar subidones de dopamina a punta de hacer las interpretaciones menos caritativas, Letter pretende recuperar las ventajas de la comunicación epistolar de antaño, donde las personas se extendían para ofrecer argumentos y trenes de pensamiento coherentes — cada carta tiene un límite de 1000 palabras. Mi primera experiencia en Letter fue con mi amiga Gretchen Mullen, con quien discutí sobre cómo el posmodernismo destruyó el movimiento ateo (o nuevo ateísmo).

A la hora de escribir estas líneas, con Alejandro hemos intercambiado un total de cinco cartas en las que hemos explorado los más recientes episodios de censura y los constantes ataques bajo los que se encuentra hoy en día la libertad de expresión, entre los que hemos examinado la tendencia de decir que las palabras son violencia (y su mantra gemelo, de que el silencio también es violencia), la intolerancia promovida e impuesta desde el New York Times, el debate sobre si el Estado es el único que puede ejercer censura o si los ciudadanos privados y las empresas también pueden incurrir en ella, hablamos sobre lo absurdo de no tener en cuenta el contexto y la intención a la hora de juzgar algo como racista, mencionamos cuál creemos que es la mejor comedia de televisión (está entre Community y The Office), hablamos sobre el delirio de que los actores de voz sean de la etnia de los personajes, y el problema que supone la cultura de la cancelación, en inglés cancel culture, para una sociedad libre y democrática — aquí hay unos cuantos extractos de nuestras cartas, aunque los invito a leer todo el intercambio:

jueves, 23 de julio de 2020

Cuando los woke y los racistas coinciden en todo



Creo que lo que realmente consiguió que viera la corriente woke como un retorno al más rancio racismo y otras formas de discriminación fue la exigencia que hace unos años empezó a popularizarse entre movimientos universitarios americanos que exigían el regreso de espacios segregados por raza en los campus — las políticas de Jim Crow disfrazadas de progreso.

Desde entonces, para mí cada vez es más evidente que sin importar la variedad de las políticas de identidad, todas (sea el supremacismo blanco, la Nación del Islam, o el feminismo interseccional) conducen a lo mismo, porque su premisa es la misma: conseguir que la sociedad y sus leyes se basen en un esencialismo semi-biológico. Había pensado en escribir un post largo y detallado al respecto, que ilustrara el punto, pero da la fortuita casualidad que alguien se me ha adelantado y ha expuesto el punto de manera concisa y humorística.

Desde el lunes, el video When Wokes and Racists Actually Agree on Everything del comediante Ryan Long ha rondado las redes sociales con justa razón, porque deja al descubierto que los postulados woke son virtualmente indistinguibles de los de los supremacistas blancos:

sábado, 20 de junio de 2020

¿Podemos alejarnos del borde del abismo?



Esta es una traducción libre del artículo Can We Pull Back From the Brink? de Sam Harris; el artículo es una transcripción literal del episodio 207 de su podcast Making Sense, que se titula igual, publicado el 12 de junio de 2020:

viernes, 12 de junio de 2020

Ahora todos vivimos en un campus universitario americano



Cualquier persona que le siga la pista —aún de lejos— a la política y cultura americanas sabe que desde hace unos años se ha venido dando un giro en la guerra cultural, y que, más pronto que tarde, lo que solía ser un enfrentamiento entre liberales (o progresistas) y conservadores —o izquierda y derecha— se ha venido convirtiendo en un enfrentamiento entre lo que podríamos llamar un libertarianismo civil de corte democrático contra el autoritarismo, con personas de derechas e izquierdas en ambos lados.

Cuando empezamos a notar el cambio, por ejemplo con estudiantes haciendo protestas para que las universidades cancelaran invitaciones a distintos personajes a dar discursos o exigiéndoles que prohibieran invitados de otras asociaciones de estudiantes (por ejemplo, revueltas para cancelar a Ayaan Hirsi Ali, Maryam Namazie y Bill Maher) la respuesta más común a las denuncias de estos excesos era la acusación de "conservador" (?), aunque los menos deshonestos minimizaban el hecho diciendo que así era la vida en los campus de las universidades americanas, y que realmente no valía la pena darle tanta importancia pues esos estudiantes intolerantes ya aprenderían una vez se graduaran y les tocara empezar a construir una trayectoria profesional en el mundo "real", donde sus disparates no serían tolerados.

Pues bien, llegó el momento y, a juzgar por los eventos de la última semana, parece que ninguno de esos antiguos estudiantes fue notificado de que su rebelión sin causa y desprecio por las libertades ajenas debían quedarse en su fuero interno.

viernes, 15 de mayo de 2020

Marcha por la Ciencia 2020: contra la objetividad



Desde que en 2017 apareció la Marcha por la Ciencia, mi ilusión inicial se convirtió rápidamente en frustración cuando vi que sus organizadores están más interesados secuestrar el interés por la ciencia para avanzar surtidas agendas políticas reaccionarias, que hasta ahora han incluido el disparate de la interseccionalidad, la defensa del Daesh, el buensalvajismo, la corrección política (!) y una incontenible diarrea retórica sobre lo que quiera que sean las malvadas "estructuras de opresión" y cómo el hecho de que grupos históricamente discriminados no hagan tantas contribuciones a la ciencia necesariamente se traduce algún tipo de intolerancia institucional y deliberada en la ciencia (?). Sí — es en serio, dicen eso.

Todos estos sinsentidos tienen un común denominador: es posmodernismo. Y si fuéramos a resumir el posmodernismo en una sola frase, esa sería que la realidad objetiva no existe.

Así que para sorpresa de nadie, para la Marcha por la Ciencia 2020, el capítulo de Nueva York (la Marcha principal) anda compartiendo un artículo sobre cómo la la objetividad es mala, porque sí:

jueves, 2 de abril de 2020

Christopher Hitchens, anti-identitario



Esta es una traducción libre del artículo Christopher Hitchens, Anti-Identitarian, por Matt Johnson, publicado en Quillette el 12 de marzo de 2020:

lunes, 23 de marzo de 2020

23 de marzo, Día Ateo



Desde hace unos años se viene impulsando el 23 de marzo como el Día Ateo. El de 2019 fue una convocatoria para salir del closet ateo, y si todavía no lo han hecho, hoy es un buen día para hacerlo este año.

Para quienes ya salimos del closet, la iniciativa del Día Ateo también sirve para mostrarle a nuestros hermanos infieles que no están solos — aunque no parece haber ganado mucha tracción entre los ateos occidentales, el Día Ateo ha tenido gran acogida entre las organizaciones de exmusulmanes y en lugares del mundo donde proliferó la competencia del cristianismo.

domingo, 22 de diciembre de 2019

J.K. Rowling a la hoguera



A principios de 2019, el think-tank Centre for Global Development (CGD) no le renovó el contrato a la activista por los derechos de las mujeres y renombrada investigadora de impuestos Maya Forstater por tuitear en su cuenta personal la muy 'radical' opinión de que biológicamente los "hombres no pueden volverse mujeres". Forstater demandó al think-tank por despido injusto y, en lo que seguramente será un precedente de pesadilla para la estabilidad laboral en Reino Unido, el juez falló contra Forstater porque, aparentemente, en Reino Unido se puede despedir a la gente por opinar cosas demostrablemente ciertas que personas propensas a sentirse ofendidas podrían encontrar "ofensivas y excluyentes".

Una mancha como un castillo en la tierra de Darwin y Hitchens, que posiblemente no habría trascendido más allá de las fronteras británicas de no ser porque J.K. Rowling, la autora de los libros de Harry Potter, manifestó su desacuerdo con la sentencia:

martes, 10 de diciembre de 2019

Grupo feminista quema libros homofóbicos en FIL Guadalajara



La semana pasada terminó con la noticia de que un grupo feminista hizo una hoguera con libros homofóbicos, nada más y nada menos que en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México):

jueves, 3 de octubre de 2019

Los problemas de la Huelga Mundial por el Clima



Desde hace unas semanas se ha vienen llevando a cabo varias demostraciones de la Huelga Mundial por el Clima, una manifestación global en la que miles de personas salieron a las calles para expresar su frustración, miedo, ansiedad y molestia con la forma en la que los gobiernos del mundo han manejado el cambio climático. La Huelga fue convocada con ocasión de la participación de la joven sueca Greta Thunberg en la reunion de la ONU del 20 de septiembre en Nueva York.

Antes de entrar en materia, conviene hacer algunas precisiones: primero, el cambio climático es un problema real y apremiante para todo el planeta. Segundo, la discusión de si el hombre ha contribuido al cambio climático me resulta irrelevante — sí, la actividad humana ha tenido una influencia significativa en los niveles de cambio climático, pero incluso si no hubiera un componente antropogénico, queremos hacer algo para reducirlo en todo caso. Tercero, Greta Thunberg es humana — no es perfecta, y ponerla en un pedestal, como endiosar a cualquier otro ser vivo, es un error. Por último, los ataques personales a Thunberg son inaceptables: uno puede estar en desacuerdo parcial o totalmente con ella y quienes le hablan al oído, pero si nada justifica los ataques a adultos con quienes discrepamos, mucho menos se justifican los ataques contra Thunberg.

Ahora, sin más preámbulo, veamos de qué trata la Huelga Mundial por el Clima. Como suele ocurrir en estos casos, la mejor manera de saber qué quieren realmente los organizadores es mirando su lista de exigencias. La Huelga Mundial por el Clima pide:

domingo, 11 de agosto de 2019

La izquierda regresiva se marca un farol... más o menos



Ayer comentaba cómo la izquierda regresiva consiguió su venganza contra Peter Boghossian por atreverse a revelar la bancarrota moral y epistemológica de los sectores de la academia que han sido envenenados por el posmodernismo, primero mediante el engaño del pene conceptual y luego con el de los Estudios de Agravios.

A finales de esta semana la izquierda regresiva estuvo de fiesta pues un anónimo había conseguido publicar una nota completamente inventada en la revista online Quillette. Quillette es un medio en linea fundado por la australiana Claire Lehmann, en 2015 ⁠— en cuatro años, la publicación se ha granjeado el más profundo odio de la izquierda regresiva por atreverse a cuestionar sus dogmas y desafiar el matoneo intelectual de rigor que se le hace a quien no se adhiera a los cánones posmodernos de los tiempos que corren.

Por esa misma razón, Quillette también se ha convertido en un punto de encuentro para quienes rechazamos el autoritarismo que cada vez se hace más prevalente en un nada despreciable sector de la izquierda. De ahí que odien la revista.

La semana pasada, Quillette publicó la nota de un marxista-leninista que se identificó como Archie Carter, quien aseguraba que el Partido Socialista de EEUU (DSA, sigla en ingles) estaba condenado al fracaso por cuenta de la corrección política. El artículo resultó ser el producto de la imaginación de Carter, quien había decidido engañar a la publicación para poner de manifiesto su supuesto sesgo de derecha.

sábado, 10 de agosto de 2019

Peter Boghossian, nueva víctima del posmodernismo



En mayo de 2017, el matemático James Lindsay y el filósofo Peter Boghossian publicaron "El pene conceptual como construcción social" en el journal Cogent Social Sciences — en él afirmaban que los penes no eran órganos reproductivos masculinos sino que eran mejor entendidos como construcciones sociales problemáticas para la humanidad que incluso causaban el cambio climático. La idea era demostrar que cualquier cosa, por absurda que fuera, sería aceptada para publicación en un journal infectado de posmodernismo, siempre y cuando apelara a los sesgos políticos de la junta editorial y los pares revisores (si los hubiera); vamos, que el propósito era demostrar que opiniones infundadas y afirmaciones absurdas y demostrablemente falsas podían ser pasadas por "conocimiento", siempre y cuando fueran presentadas de la manera adecuada. El proceso exactamente contrario a como se hace ciencia.

En 2018, Helen Pluckrose se sumó al equipo y, entre los tres, enviaron a varios journals una serie de papers, cada uno con una premisa mas absurda que el anterior, logrando que les publicaran y premiaran las tesis más reverendamente disparatadas, lo que se vino a conocer como el asunto Sokal al Cuadrado — en esencia, bastaba con identificar cualquier población (verdadera o aparentemente) oprimida e inventarse que cualquier cosa normal es una forma más de opresión, o alternativamente proponer las maneras más humillantes y chovinistas con las que una población "oprimida" podría ejercer su venganza indiscriminada contra los miembros de las supuestas poblaciones opresoras. Toda la empresa estaba diseñada para poner de manifiesto lo podrida que se encuentra la publicación académica allá donde ha sido colonizada por el posmodernismo; nuestros protagonistas le dieron el muy apropiado nombre de Estudios de Agravios.

La cosa no cayó bien en los círculos posmodernos; para su desgracia, y como guinda del pastel, la respuesta estándar de contactar al empleador de quien ose desafiarlos no surtiría efecto en los casos de Lindsay y Pluckrose, pues sus ingresos no tienen lazos formales con la academia ni la creación de políticas públicas, razón por la cual las amenazas de hacerlos despedir terminaban en estrepitosas carcajadas, al igual que los intentos previos de etiquetarlos como defensores de la opresión — más de uno ha terminado con el ego en la unidad de cuidados intensivos, después de que sus acusaciones pasaran por el ojo clínico con el que Lindsay analiza y pone de manifiesto la bancarrota moral y epistemológica del posmodernismo.

El caso de Boghossian, sin embargo, es otro cantar. Él es profesor de la Universidad Estatal de Portland (PSU) en Oregon (EEUU), y por tanto, a él sí le podían joder la vida por atreverse a dejarlos en evidencia. Así que no tardaron mucho en llegar quejas a la Universidad —muchas anónimas—, acusándolo de haber participado en publicaciones que atentaban contra las guías éticas de publicación y, en menos de un santiamén, el Comité de Ética de PSU le abrió una investigación por mala conducta ética.

jueves, 11 de julio de 2019

"¡Rechazo su hipótesis!"



A finales de julio se llevará a cabo el lanzamiento mundial de la novena película de Quentin Tarantino, Once Upon a Time... in Hollywood, una ucronía en clave de dramedia que narraría los días que precedieron al asesinato de la actriz Sharon Tate en agosto de 1969 a manos del culto de Charles Manson; los hechos son contados a través de los vecinos de Tate — el actor Rick Dalton y su doble de acción Cliff Booth, interpretados respectivamente por Leonardo DiCaprio y Brad Pitt.

jueves, 2 de mayo de 2019

Marcha por la Ciencia 2019: regresa el posmodernismo



En 2017, una de las respuestas a la elección de Donald Trump fue la organización de una Marcha por la Ciencia — en principio, esta es una buena idea, en vista de la voracidad de Trump por desarrollar políticas públicas populares que desafían el conocimiento humano acumulado. El asalto de Trump a la ciencia merecía una respuesta de esta magnitud; sin embargo, más pronto que tarde, resultó que quienes organizaban la Marcha por la Ciencia estaban más interesados en promover teorías conspiranóicas como la de la interseccionalidad y su filofascista interpretación de lo que es la "diversidad", y en su celo ideológico llegaron a defender al Daesh y acusar a la ciencia de ser la directa responsable del lanzamiento de la bomba MOAB. Con esos defensores, para qué enemigos.

A pesar de esto —o, en parte como resultado; vaya uno a saber en estos días— la Marcha fue un éxito, así que hubo una convocatoria en 2018: esta vez escondieron un poco sus disparates woke, y prefirieron limitarse al buensalvajismo y la corrección política; de nuevo consiguiendo convocar a miles de personas.

Pues este sábado 4 de mayo —el mismísimo día de Star Wars— se llevará a cabo la Marcha por la Ciencia 2019 y, me temo, no traigo buenas noticias.