Desde la década pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó una estrategia de 'medicina' tradicional, un ambicioso programa que ignora la evidencia científica que la Organización exige en otras partes y que descaradamente promueve tratamientos a base de hierbas, que podrían ser peligrosos.
En 2013, se anunció una extensión de la iniciativa original para fomentar la integración de la 'medicina' tradicional en los sistemas de atención de salud, y reducir costos.
En Slate, Geoffrey Kabat analiza esta situación: