La labor de Richard Collins me parece titánica y admirable.
Su página web, End Hereditary Religion, tiene como único propósito poner de manifiesto lo inaceptable y erróneo que es suscribir a los hijos a la superstición que profesan los padres, como si fuera una cuestión hereditaria, que lo único que es, en realidad, es adoctrinamiento y maltrato infantil.
Entre los artículos, me encuentro con este que expone las razones por las que obligar a un niño a tener una fe determinada es éticamente cuestionable.
El artículo explica que sólo el hecho de privar al menor del consentimiento informado (¿qué tan informado puede estar un menor de siete años?) es suficiente causa para no imponer ninguna creencia al niño. Pero no es la única razón, hay más, pues meterlos en una religión:
Uno solo de esos motivos es suficiente razón para no someter a los niños a ninguna religión. Lo triste es que todas esas consecuencias vengan en kit.
Su página web, End Hereditary Religion, tiene como único propósito poner de manifiesto lo inaceptable y erróneo que es suscribir a los hijos a la superstición que profesan los padres, como si fuera una cuestión hereditaria, que lo único que es, en realidad, es adoctrinamiento y maltrato infantil.
Entre los artículos, me encuentro con este que expone las razones por las que obligar a un niño a tener una fe determinada es éticamente cuestionable.
El artículo explica que sólo el hecho de privar al menor del consentimiento informado (¿qué tan informado puede estar un menor de siete años?) es suficiente causa para no imponer ninguna creencia al niño. Pero no es la única razón, hay más, pues meterlos en una religión:
fomenta una actitud de superioridad, solo una fe puede ser la verdadera (son mejores que los demás).
alienta el solipsismo (dios me ama y ha creado un universo sólo para mí).
crea hostilidad hacia los extranjeros, sean no creyentes o miembros de una fe diferente.
plantea una visión poco realista, manifiestamente falsa de la realidad (la evolución es a menudo el objetivo).
sofoca la mente y castiga la curiosidad lo que dificulta el desarrollo intelectual completo.
crea temor a santas represalias, que puede conducir a estrés mental o incluso un colapso.
crea culpa por infringir normas contra prohibiciones irreales (por ejemplo, la masturbación).
establece estándares imposibles (los críticos dicen que esto es para llevar a los niños a la confesión).
infantiliza a los niños e implanta sentimientos de inferioridad (dios es grande, no soy digno).
crea sentimientos de desesperanza (no hay escape de dios).
alimenta el miedo hacia la sexualidad humana y crea neurosis con respecto a los sentimientos y placer sexual que son normales.
Uno solo de esos motivos es suficiente razón para no someter a los niños a ninguna religión. Lo triste es que todas esas consecuencias vengan en kit.
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