Por distintos motivos, las religiones tienen una obsesión clínica con el sexo. Se meten a decirle a uno cómo hacerlo e inventan que los desastres naturales ocurren por la homosexualidad y condenan los derechos reproductivos y las libertades civiles detrás de estos.
Para nadie será una sorpresa que ahora digan que uno se vuelve gay al ser violado por demonios sexuales (!). En serio:
¡Ohh, sí, mátame de placer!
(vía Secular News Daily)
Para nadie será una sorpresa que ahora digan que uno se vuelve gay al ser violado por demonios sexuales (!). En serio:
¿Pueden los demonios participar en actividades sexuales con los seres humanos?
Por extraño que parezca, los que sirven a la gente en la servidumbre de lo oculto dicen que es más común de lo que piensas.
Durante casi dos décadas, Contessa Adams sintió como si no tuviera ningún poder en contra de los violadores demoníacos de su cuerpo. Se sentía atrapada en el secreto y la vergüenza, y sabía que los demonios que la atormentaban querían que las cosas siguieran así.
Pero Dios tenía otros planes para Adams cuando ella encontró a Cristo en 1979. La ex-stripper tiene un ministerio a través del cual expone uno de los secretos más oscuros de Satanás - los demonios sexuales.
Estos violadores espirituales, como Adams los describe en su libro, Consecuencias, a menudo se aprovechan de las personas mediante la realización de actos sexuales a través de pesadillas y sueños eróticos. Algunas personas se vuelven tan dependientes de estas experiencias demoníacas que realmente esperan que pasen.
"Cualquiera que haya sido atacado por ellos te dirá ... ellos están preocupados [de que] no pudieron encontrar ese placer con los mortales", dice Adams, quien afirma que fue poseída por demonios sexuales.
Los dos demonios sexuales más identificables son los íncubos, que es un demonio sexual masculino que tradicionalmente asalta a mujeres y los súcubos, que es un demonio sexual femenino que asalta a los hombres. A veces también atraen a la gente hacia el comportamiento homosexual.
Adams señala que un evangelista, cuyo nombre no divulgó, estaba tan preocupado por el placer sexual que los súcubos le daban que incluso contempló el suicidio.
Adams dice que el espíritu súcubo que solía atacarla la confundió tanto que ella contempló convertirse en lesbiana.
¡Ohh, sí, mátame de placer!
(vía Secular News Daily)
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