Unos creen que Óscar Iván Zuluaga (o sea, Uribe) sería igual de malo a Juan Manuel Santos II.
En su columna, Juan Gabriel Vásquez les responde y los pone en su sitio:
Colombia es hoy un triste país donde los valores de la izquierda se ven obligados a defenderse de la izquierda misma....
Comencemos por el liberalismo filosófico que estuvo en la base de la izquierda en algún momento de la historia. Ya saben ustedes: había una vez una izquierda que defendía el Estado laico, los derechos civiles, las libertades individuales y la igualdad de los sexos. ¿De quién los defendía? De sus enemigos. ¿Adónde se ha ido esa izquierda?
El gobierno que llegaría al poder con Zuluaga es, para empezar, el de la intolerancia religiosa: el del procurador lefebvrista Ordóñez, el del fanático José Darío Salazar, el de las representantes que odian a los ateos, el que celebró los resultados de las elecciones pasadas en la Misión Carismática. Este posible gobierno es también el que no cree y nunca ha creído que espiar a los ciudadanos, por no hablar de los poderes del Estado, sea un delito.
Este posible gobierno les declararía la guerra inmediatamente al derecho de las mujeres a abortar en ciertos casos, al matrimonio igualitario y a los proyectos de legalización de la droga. Las primeras dos políticas tienen que ver con los derechos civiles de una sociedad que quiere ser abierta o no generar más sufrimiento del necesario; la tercera política tiene que ver con la evidencia, cada día más notoria, de que la guerra contra las drogas es un fracaso monumental, y los dinerales inverosímiles que se gastan en ella estarían mejor gastados en prevención, educación y tratamiento.
Para los que creen que su supuesta superioridad moral puritana va a importar algo cuando vuelva la dictadura uribista, como William Ospina y Jorge Enrique Robledo.
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