No entiendo por qué la prostitución es ilegal. Vender es legal. Follar es legal. ¿Por qué no es legal vender sexo? Ya sabes, ¿por qué debería ser ilegal vender algo que es perfectamente legal regalar? ¡No puedo seguir esa lógica en absoluto! De todas las cosas que puedes hacer, darle un orgasmo a alguien no es la peor cosa en el mundo. ¡En el ejército te dan una medalla por rociar napalm sobre las personas! ¡En la vida civil vas a la cárcel por darle un orgasmo a alguien! Tal vez no tengo que entenderlo.
~ George Carlin
Por puritanismos ridículos, en muchos países del mundo la prostitución está prohibida y es castigada con cárcel (o peor).
Ahora, parece que Amnistía Internacional empezó a preocuparse en serio por los derechos de los trabajadores sexuales y evalúa tomar una posición clara a favor de la legalización:
Los argumentos de AI, que compartimos, son claros: primero, el acto de vender y comprar sexo entre adultos es un ejercicio de la libertad individual que no debería ser prohibido por el Estado. Segundo, el mundo perverso de explotación de las trabajadoras sexuales no desaparece con la criminalización. De hecho, empeora, se vuelve más clandestino y peligroso. La mejor forma de proteger a las trabajadoras sexuales —usamos el femenino porque son mayoría las mujeres y mujeres trans que ejercen la prostitución, pero no queremos dejar por fuera a los hombres— es con reglas claras y una protección estatal fuerte: así se puede combatir mejor el tráfico de personas o la epidemia de VIH.
La iniciativa ha contado con la férrea oposición de pseudofeministas que no entienden que prostitución no es esclavitud sexual.
Si no se explican cómo alguien puede decir que defiende los derechos de las mujeres, mientras les dice lo que pueden o no pueden hacer con sus cuerpos, es muy sencillo: el activismo antiprostitución es muy lucrativo.
Por si se les escapa la ironía, decirle a las mujeres (o los hombres) lo que pueden o no pueden hacer es negarles agencia sobre sus vidas — ¡objetificación clásica!
Espero que el sentido común, la razón y las libertades civiles triunfen sobre el neopuritanismo, y que Amnistía Internacional haga lo correcto. Los trabajadores sexuales merecen que sus derechos sean reconocidos y protegidos por la ley.
De hecho, los trabajadores sexuales alrededor del mundo han enviado una carta a Amnistía Internacional en la que apoyan la propuesta de legalización. (La carta estaba abierta a firmas, pero ya cerraron esa posibilidad. En todo caso, vale la pena leerla toda.)
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