En muchas ocasiones, muchas buenas ideas terminan siendo desechadas o ridiculizadas por una mala elección de palabras. En retórica, el principio de caridad exige considerar los argumentos de la contraparte con la interpretación más sólida posible. Aunque suele ser ignorado (al menos por el bando religionista del debate), no está de más que uno haga su mejor esfuerzo por ofrecer los mejores argumentos para defender sus posturas.
Y no hacerlo puede costar muy caro. Los ejemplos abundan, pero hoy quiero hablar sobre uno muy particular, que afecta a la comunidad trans — es la idea de que se encuentran "atrapados en el cuerpo equivocado", haciendo referencia a que su sexo no se corresponde con su género. (Si no conoces la diferencia, aquí la explico.)