Esta Cumbre de las Américas sí que ha sido movida. No se invitó al dictador de Cuba (que nunca lo pidió) y ahora ese enemigo de la libertad de expresión que es Rafael Correa está indeciso. Entre menos dirigentes autoritarios haya, mejor.
Ahora resulta que los indígenas han tocado el fondo del relativismo cultural para hacer peticiones en la Cumbre:
Lo de la consulta previa me parece bien, pero no así la jurisdicción especial ni el respeto a sus prácticas chamánicas que tienen el descaro de llamar "medicina".
No, no y no. No pueden simplemente exigir que se les trate como miembros de pleno derecho e igualdad de oportunidades y luego buscar un trato privilegiado 'porque son diferentes'. Se han expulsado de nuestros sistemas penales castigos aberrantes como la lapidación, la cadena perpetua y la pena de muerte. Uno no puede pretender tener los mismos derechos de los demás y que se le apliquen leyes diferentes. ¡Es discriminatorio! ¡Es racista (la parte que les conviene)!
Ayy, pobrecitos ustedes, a los que históricamente se los ha excluido y no se les ha contado como personas. ¿Cómo es que es diferente eso que están haciendo?
Sus 'saberes', no son tal. No son extraídos de la experiencia ni de la observación; y ni siquiera son contrastados con los hechos previamente conocidos para determinar su veracidad. El conocimiento es unívoco y se consigue con la aplicación del método científico, no con la danza de la lluvia.
Pasemos ahora a la pseudociencia:
Vamos por partes:
Primero: ¡¡Están tarados!! (no dije que no fuera a empezar por la conclusión)
Segundo: ¿Con base en qué llaman a su manía de drogarse "medicina"? Eso no es medicina, es vicio.
Tercero: Así como no se le expender ni licor ni cigarrillo a los niños, en edad de aprendizaje, tampoco deberían estar expuestos ni a la religión ni a las drogas. Que los indígenas hayan tenido como rectora de la educación el consumo de una planta que deprime el sistema nervioso central debería ser suficiente motivo para no acceder a este adefesio relativista.
Cuarto: Las maticas que usan estas tribus deben ser reconocidas por sus efectos y respetadas en la misma medida en que respetamos al diente de león, las rosas o los girasoles.
Quinto: En vez de una educación drogadicta, el tiempo de educación de los pequeños indígenas sería mejor aprovechado (o mejor dicho, aprovechado) si les enseñaran a argumentar y a distinguir las falacias de los argumentos. Las hierbas han sido perseguidas ¡porque no curan! No hay una sola publicación en Science o en Nature que reseñe los supuestos efectos curativos del yagé (que no se puede reseñar algo que no existe). Decir que perseguirlas es perseguir a los indígenas es como decir que oponerse a la ablación de clítoris es perseguir a las tribus africanas que la practican.
Sexto: Hay que tener en cuenta que cada taita prepara la ayahusaca a su manera. Eso es como decir que es lo mismo administrar 10 mgs de morfina y 1600 (10 tabletas) de oxicodona que administrar 1600 de morfina y 10 de oxicodona. Ahh, un poco más de esto, otro tanto de aquello. Y eso que ni siquiera administran esas drogas en porporciones exactas (¿cuánto es una cuchara y media? ¿está marcada la cuchara? ¿y si en un puñado coge sustancialmente menos que en el otro?).
Uno de mis profesores de Derecho Romano, Fabio Espitia, contó en clase que alguna vez en una expedición (creo que al Amazonas), él se le adelantó al guía y llegó a un pueblo indígena, en donde sus habitantes estaban vestidos con jeans y jugaban fútbol. Al rato llegó un vigía que les informó que se acercaba la caravana de Espitia. Ahí mismo desaparecieron el balón de fútbol y las poses erguidas y los jeans fueron sustituidos por taparrabos. Esta pantomima siempre le generaba buenos ingresos al pueblo, en el que los occidentales dejaban dinero al creer que estaban viendo una cultura milenaria que había sido congelada en el tiempo.
Por todos estos motivos sólo puedo pedir que los mandatarios de los países desoigan estas disparatadas propuestas multiculturalistas y se atengan a la fórmula del desarrollo: Estados laicos, promover la Ciencia y actuar siempre conforme a la evidencia.
Otras partes de la petición indígena como la consulta previa y una economía ecoamigable (algo que sólo se puede hacer Ciencia en mano, como el progreso transgénico y la implementación de la energía nuclear) son razonables y ya hay propuestas para eso.
En lo de sus drogas, pienso que -como todas las demás- deberían ser legales y que sus efectos sean de conocimiento público.
En la parte de negociar con terroristas, ya que son tan autónomos y quieren las cosas hechas a su (ignorante) manera, bien pueden bajar sus flechas y sus lanzas, ponerse en la mira de los fusiles de las Farc y ver qué tan lejos los lleva eso. Pero que no pongan en riesgo a toda la población civil pidiendo que el Gobierno baje la guardia.
Yo considero que el Ejército está en la obligación de defender también a los pueblos indígenas de los embates terroristas, pero en virtud de su autodeterminación, siempre pueden pedir que el Ejército no los proteja. Es un curso de acción estúpido, pero están en todo su derecho, como cualquier Ingrid Betancourt, de renunciar a lo único que protege su libertad.
Como recomendación final, sólo me queda decir que estos indígenas no deberían drogarse antes de hacer estas propuestas. En serio, ¿qué se fumaron?
Ahora resulta que los indígenas han tocado el fondo del relativismo cultural para hacer peticiones en la Cumbre:
Los pueblos indígenas de Colombia y de otros países del Hemisferio pedirán a los Jefes de Estado y de Gobierno de los 34 países que participarán en la VI Cumbre de las Américas que, en su declaración final, incluyan un capítulo dedicado a aspectos que les atañen: el derecho indígena a la consulta previa, la aceptación de la jurisdicción especial indígena, respeto de la medicina tradicional y la implementación de un modelo económico armónico con la naturaleza, entre otros.
Lo de la consulta previa me parece bien, pero no así la jurisdicción especial ni el respeto a sus prácticas chamánicas que tienen el descaro de llamar "medicina".
“Solicitamos, respetuosamente, sea incluido dentro de la declaración final de la VI Cumbre un acápite donde se mencione el respeto y aceptación para nuestra justicia propia; por la jurisdicción especial indígena, como reconocimiento de nuestros saberes; y, por nuestras tradicionales, como parte integral de ésta, nuestra América”, propuso Manuel Jesús Cuaspa, delegado de las Autoridades Indígenas de Colombia (Aico).
No, no y no. No pueden simplemente exigir que se les trate como miembros de pleno derecho e igualdad de oportunidades y luego buscar un trato privilegiado 'porque son diferentes'. Se han expulsado de nuestros sistemas penales castigos aberrantes como la lapidación, la cadena perpetua y la pena de muerte. Uno no puede pretender tener los mismos derechos de los demás y que se le apliquen leyes diferentes. ¡Es discriminatorio! ¡Es racista (la parte que les conviene)!
Ayy, pobrecitos ustedes, a los que históricamente se los ha excluido y no se les ha contado como personas. ¿Cómo es que es diferente eso que están haciendo?
Sus 'saberes', no son tal. No son extraídos de la experiencia ni de la observación; y ni siquiera son contrastados con los hechos previamente conocidos para determinar su veracidad. El conocimiento es unívoco y se consigue con la aplicación del método científico, no con la danza de la lluvia.
Pasemos ahora a la pseudociencia:
En el mismo sentido, los dirigentes indígenas propusieron que la Declaración de la VI Cumbre reconozca su medicina tradicional –que incluye el uso de la hoja de coca o ayahuasca o yagé–.
El ‘taita’ o líder espiritual Víctor Jacanamijoy –del pueblo Inga– señaló que quizás los indígenas han sido demasiado tímidos sobre el tema: “Las plantas medicinales, entre ellos la hoja de coca o el ayahuasca, han sido parte de la sabiduría y el conocimiento de los pueblos indígenas y son rectores en la educación de los indígenas. Por lo tanto, deben ser reconocidas y respetadas. Las plantas medicinales han sido satanizadas y perseguidas. Y si las persiguen, persiguen a los pueblos indígenas”, reflexionó Jacanamijoy.
Vamos por partes:
Primero: ¡¡Están tarados!! (no dije que no fuera a empezar por la conclusión)
Segundo: ¿Con base en qué llaman a su manía de drogarse "medicina"? Eso no es medicina, es vicio.
Tercero: Así como no se le expender ni licor ni cigarrillo a los niños, en edad de aprendizaje, tampoco deberían estar expuestos ni a la religión ni a las drogas. Que los indígenas hayan tenido como rectora de la educación el consumo de una planta que deprime el sistema nervioso central debería ser suficiente motivo para no acceder a este adefesio relativista.
Cuarto: Las maticas que usan estas tribus deben ser reconocidas por sus efectos y respetadas en la misma medida en que respetamos al diente de león, las rosas o los girasoles.
Quinto: En vez de una educación drogadicta, el tiempo de educación de los pequeños indígenas sería mejor aprovechado (o mejor dicho, aprovechado) si les enseñaran a argumentar y a distinguir las falacias de los argumentos. Las hierbas han sido perseguidas ¡porque no curan! No hay una sola publicación en Science o en Nature que reseñe los supuestos efectos curativos del yagé (que no se puede reseñar algo que no existe). Decir que perseguirlas es perseguir a los indígenas es como decir que oponerse a la ablación de clítoris es perseguir a las tribus africanas que la practican.
Sexto: Hay que tener en cuenta que cada taita prepara la ayahusaca a su manera. Eso es como decir que es lo mismo administrar 10 mgs de morfina y 1600 (10 tabletas) de oxicodona que administrar 1600 de morfina y 10 de oxicodona. Ahh, un poco más de esto, otro tanto de aquello. Y eso que ni siquiera administran esas drogas en porporciones exactas (¿cuánto es una cuchara y media? ¿está marcada la cuchara? ¿y si en un puñado coge sustancialmente menos que en el otro?).
Uno de mis profesores de Derecho Romano, Fabio Espitia, contó en clase que alguna vez en una expedición (creo que al Amazonas), él se le adelantó al guía y llegó a un pueblo indígena, en donde sus habitantes estaban vestidos con jeans y jugaban fútbol. Al rato llegó un vigía que les informó que se acercaba la caravana de Espitia. Ahí mismo desaparecieron el balón de fútbol y las poses erguidas y los jeans fueron sustituidos por taparrabos. Esta pantomima siempre le generaba buenos ingresos al pueblo, en el que los occidentales dejaban dinero al creer que estaban viendo una cultura milenaria que había sido congelada en el tiempo.
Por todos estos motivos sólo puedo pedir que los mandatarios de los países desoigan estas disparatadas propuestas multiculturalistas y se atengan a la fórmula del desarrollo: Estados laicos, promover la Ciencia y actuar siempre conforme a la evidencia.
Otras partes de la petición indígena como la consulta previa y una economía ecoamigable (algo que sólo se puede hacer Ciencia en mano, como el progreso transgénico y la implementación de la energía nuclear) son razonables y ya hay propuestas para eso.
En lo de sus drogas, pienso que -como todas las demás- deberían ser legales y que sus efectos sean de conocimiento público.
En la parte de negociar con terroristas, ya que son tan autónomos y quieren las cosas hechas a su (ignorante) manera, bien pueden bajar sus flechas y sus lanzas, ponerse en la mira de los fusiles de las Farc y ver qué tan lejos los lleva eso. Pero que no pongan en riesgo a toda la población civil pidiendo que el Gobierno baje la guardia.
Yo considero que el Ejército está en la obligación de defender también a los pueblos indígenas de los embates terroristas, pero en virtud de su autodeterminación, siempre pueden pedir que el Ejército no los proteja. Es un curso de acción estúpido, pero están en todo su derecho, como cualquier Ingrid Betancourt, de renunciar a lo único que protege su libertad.
Como recomendación final, sólo me queda decir que estos indígenas no deberían drogarse antes de hacer estas propuestas. En serio, ¿qué se fumaron?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.