El domingo, el papa Frank recetó 'misericordina', una 'medicina espiritual':
Así, el pontífice explicó, ante la sorpresa de los asistentes, que para concretar los frutos del Año de la Fe, que está llegando a su fin, un grupo de voluntarios iba a repartir entre los presentes una pequeña caja con este ‘fármaco’, cuyos beneficios son “proporcionar ayuda espiritual para el alma y para difundir el amor, el perdón y la fraternidad”.
No aplica cuando se trata del amor de una pareja LGBTI, ni cuando es sobre los derechos sexuales y reproductivos, ni para que los que no queremos morir agonizando.
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