Desde que Rafael Correa es presidente de Ecuador, en ese país la libertad de expresión escasea bastante.
En 2014, Correa denunció al caricaturista Xavier Bonilla 'Bonil' por una caricatura que no le gustó. Pues el ejemplo de Correa ha cundido y ahora hay quienes siguen sus pasos — es el caso de un tal Geovanni Augusto Jaramillo Barros, quien acaba de denunciar a Bonil por esta caricatura:
Jaramillo hace parte del proyecto transgénero Mi género, mi cédula, que promueve la reforma a la ley de registro civil que actualmente se discute en el país. Si la caricatura es transfóbica es irrelevante (a mí no me parece transfóbica) ya que, incluso si lo hubiera sido, Bonil tiene derecho a expresar su opinión.
Entiendo que la cédula de cada quién deba ser fiel a su género —y en ese proyecto cuentan con mi apoyo—, pero denunciar a alguien porque se burla de esa idea (o cualquier otra) es pasarse tres pueblos.
Yo estoy tan seguro en mis causas que no necesito silenciar a quienes no comparten mis opiniones (o se burlan de mis ideas) pues, en últimas, yo por lo que abogo es por una democracia más robusta, y nada fortalece más una democracia que garantizar la expresión de opiniones impopulares y respetar los derechos humanos de quienes no piensan como nosotros (y es más, Bonil bien podría haber presentado esa caricatura y estar a favor de la reforma).
Pretender negarle derechos y libertades a mis contradictores no es mi tipo de activismo. Jamás entenderé a quienes quieren acabar las malas ideas (o que simplemente encuentran ofensivas) ocultándolas y pretendiendo que no existen.
(vía JRMora)
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