El 31 de diciembre de 2020, la activista exmusulmana Zara Kay se dirigió a una estación de Policía en su natal Tanzania, a donde había sido citada, porque alguien la reportó por el presunto delito de blasfemia.
La activista, que también es ciudadana australiana y fundadora de la organización Faithless Hijabi, estuvo privada de la libertad por 32 horas, tiempo tras el cual fue dejada en libertad bajo fianza. Aunque a Zara le han imputado tres cargos, parece que este caso es más bien una persecución motivada políticamente:
Los cargos pendientes contra ella son como sigue:Parece que el 5 de enero Zara fue transferida al Departamento de Inmigración, pero al día siguiente volvió a la estación de Policía para responder un interrogatio sobre el estatus de su ciudadanía — según el jefe de Policía, un tal Simon Sirro, las autoridades tanzanas sólo se estarían enfocando en el cargo de no haber devuelto el pasaporte.
1) Publicación en redes sociales considerada crítica con el presidente de Tanzania (estas publicaciones ligeramente satíricas se publicaron en mayo, cuando Zara estaba en Londres, hablando sobre el manejo del Covid-19 en Tanzania)
2) No devolver su pasaporte tanzano después de obtener la ciudadanía australiana (nunca devolvió su pasaporte tanzano porque lo perdió y nunca lo usó después de obtener la ciudadanía australiana)
3) Usar una tarjeta SIM no registrada a su nombre (esta fue registrada a nombre de un familiar). La legislación sobre tarjetas SIM no registradas se ha utilizado para perseguir otros casos de alto perfil.
Creemos que estas acusaciones están motivadas políticamente e iniciadas por la comunidad Khoja Shia Ithna Asheri Jamaat, que han amenazado de muerte a Zara por abandonar el islam y por su activismo en apoyo de exmusulmanes y mujeres.
Todo indica que Australia, el país de adopción de Zara, la ha abandonado a su suerte con las autoridades de Tanzania, y no parece que el consulado esté haciendo absolutamente nada para asegurar su liberación y tránsito seguro de vuelta a la civilización.
Al igual que la década que le precedio, el año 2020 fue pésimo para los ateos, y si así estamos empezando el 2021, no se augura que las cosas vayan a mejorar mucho.
¿Cómo podemos ayudar a Zara Kay?
Por el momento, parece que sólo podemos valernos de la presión diplomática y en redes sociales. Pueden seguirle la pista al caso de Zara con el hasthag #FreeZaraKay.
Podemos exigir la liberación de Zara Kay directamente a John P. Magufuli, presidente de Tanzania — y si el inglés no es lo suyo, no saben qué decir, o qué palabras usar, aquí ya hay un tweet redactado, listo para ser enviado directamente a Magufuli con tan sólo un click. Si no les va Twitter, también están a un click de distancia para enviar un correo redactado directamente al email de Magufuli.
Parece que Tanzania no tiene embajadas en ningún país de habla hispana; aunque Australia sí. También, a un click de distancia pueden hacer llegar correos electrónicos a las embajadas australianas en España, México, Colombia y Chile, exigiendo que muevan sus canales diplomáticos y hagan su trabajo, a ver si les da por tratar de proteger la vida e integridad de su conciudadana. También pueden reenviar el tweet conjunto a los embajadores australianos en estos países.
Por último, pueden compartir este post, en sus redes con círculos, contactos y conocidos, para difundir la voz.
____
Publicado en De Avanzada por David Osorio | Apóyanos en Patreon
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.