El terrorismo mediático y sus difusores no dejan de hacer estragos propagando desinformación sobre el accidente de Fukushima.
Afortunadamente existen los científicos, quienes se quejan del pésimo manejo de la información -o mejor dicho, desinformación- que en vez de reducir los daños, los está incrementando y está siendo usada para sembrar pánico y recoger réditos políticos.
A ver si Merkel y los demás se ponen las pilas y empiezan a aplicar una política seria de fuentes de energías en vez de ceder ante el lobby y los ignorantes políticamente correctos.
Afortunadamente existen los científicos, quienes se quejan del pésimo manejo de la información -o mejor dicho, desinformación- que en vez de reducir los daños, los está incrementando y está siendo usada para sembrar pánico y recoger réditos políticos.
Es probable que las predicciones alarmistas de que los efectos a largo plazo del accidente nuclear de Fukushima en Japón serán peores que aquellos después de Chernobyl en 1986 agraven los efectos psicológicos dañinos del incidente. Esa fue la advertencia escuchada en una conferencia internacional sobre la investigación de radiación en Varsovia, Polonia, esta semana.
Un informe, en el periódico The Independent del Reino Unido citó a un científico que predijo que más de un millón morirían, y que la liberación prolongada de la radiactividad de Fukushima tendría efectos sobre la salud peores que las de la liberación abrupta en el reactor nuclear de Chernobyl en Ucrania.
"Tenemos que detener este tipo de informes que llegan, porque son muy perturbadores para la población japonesa", dice Gerry Thomas en el Imperial College de Londres, quien asiste a la conferencia. "Los medios tienen una endemoniada de cantidad de responsabilidad aquí, porque los peores efectos post-Chernobyl fueron las consecuencias psicológicas y esto no debe volver a ocurrir".
La Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial de Japón informa que la liberación de radiactividad de Fukushima es de alrededor del 10 por ciento de la de Chernobyl. "Hay muy pocas fugas ahora", dice Thomas. "Los japoneses hicieron lo correcto en el momento adecuado, proporcionando yodo estable para asegurar que las dosis de yodo radiactivo en la tiroides de los niños fueran mínimas", dice.
Thomas dijo que los investigadores japoneses que asistieron a la reunión también se molestaron. "Ellos están diciendo: 'Por favor digan la verdad, porque nadie nos cree'".
A ver si Merkel y los demás se ponen las pilas y empiezan a aplicar una política seria de fuentes de energías en vez de ceder ante el lobby y los ignorantes políticamente correctos.
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