Alejandro Ordóñez, ese aborto de la Inquisición que pretende imponer su asqueroso dios y la asquerosa moral -libre de valores- de su putrefacta religión folla-niños como epicentro de las políticas públicas, quiere ser reelegido para seguir ayudando a sus amigos y discriminando a las mujeres, los gays y los no-cristianos.
Y el Partido Liberal, que de Liberal sólo tiene el nombre, se ha comprometido con su reelección en el cargo, algo que Ordóñez explica así:
No, pedazo de capullo. Lo liberal es respetar que otros tengan ideas estúpidas, no poner a esos indecentes personajes en los cargos públicos.
Lo liberal es defender la libertad, como la de abortar en caso de un embarazo no deseado.
Lo liberal es defender la libertad de amar a quien uno quiera, sin que eso sea motivo de discriminación.
Lo liberal es defender el laicismo, y sacar a patadas, preferiblemente, la superstición -ya sea católica o no- de la política pública.
Apoyar al más descarnado enemigo de todo esto no sólo es estúpido, también es todo lo contrario de 'liberal'. Aunque por supuesto, no se le pueden pedir peras al olmo, como no se le pueden pedir definiciones acertadas al cerebro de Ordóñez, que podría ser trasplantado perfectamente a una hormiga.
Y el Partido Liberal, que de Liberal sólo tiene el nombre, se ha comprometido con su reelección en el cargo, algo que Ordóñez explica así:
En ese sentido, confirmó que ya tiene el apoyo del Partido Liberal. “No hay nada más liberal que apoyar mi reelección. Es una muestra de tolerancia frente a diferentes ideas”, señaló el funcionario.
No, pedazo de capullo. Lo liberal es respetar que otros tengan ideas estúpidas, no poner a esos indecentes personajes en los cargos públicos.
Lo liberal es defender la libertad, como la de abortar en caso de un embarazo no deseado.
Lo liberal es defender la libertad de amar a quien uno quiera, sin que eso sea motivo de discriminación.
Lo liberal es defender el laicismo, y sacar a patadas, preferiblemente, la superstición -ya sea católica o no- de la política pública.
Apoyar al más descarnado enemigo de todo esto no sólo es estúpido, también es todo lo contrario de 'liberal'. Aunque por supuesto, no se le pueden pedir peras al olmo, como no se le pueden pedir definiciones acertadas al cerebro de Ordóñez, que podría ser trasplantado perfectamente a una hormiga.
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