Jerry Coyne explica claramente la función de la pena para los que no creemos en el libre albedrío:
El objeto de la pena, si eres un determinista, es triple: la disuasión, la rehabilitación, y alejar a los delincuentes de la sociedad para evitar mayor daño. (La retribución no es una opción viable, ya que no sirve para nada, aparte de atender nuestro deseo de venganza.) Ninguno de éstos se cumple con la pena capital, y tal vez tampoco con cadenas perpetuas automáticas sin libertad condicional. Si no crees que un asesino o un violador hicieron una "elección" libre con sus acciones, entonces tienes que repensar cómo hacer frente a su transgresión. La razón por la que no nos concentramos más en qué formas de castigo son las mejores para disuadir a otros, rehabilitar a los delincuentes, y mantenerlos alejados de la sociedad hasta que no hagan más daño, es porque esas cosas son difíciles de hacer. Requieren estudio empírico — análisis científico. Pero es lo que debemos hacer si nuestro sistema de justicia va a ser a la vez racional y humano. Lo que no haces es seguir infligiendo crueldad simplemente porque eso es lo que siempre se ha hecho.
Una más para las consecuencias negativas de creer en el libre albedrío y lo profundamente irracional de la pena de muerte.
De hecho, ya estamos dando pasos en el sentido correcto, por ejemplo, con la neurocriminología.
(Imagen: Alan Cleaver via photopin cc)
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