En Canadá, un caso de adoctrinamiento religioso fue resuelto de manera casi satisfactoria. Resulta que una madre soltera quería que los abuelos paternos de su hija estuvieran en la vida de esta, pero cambió de opinión cuando se dio cuenta que ellos aprovechaban para adoctrinarla en su religión —los testigos de Jehová— y después de que la madre les pidió que dejaran de hacerlo, siguieron haciéndolo como si nada.
La madre les prohibió ver a la niña, así que los abuelos demandaron... ¡y perdieron!
Una juez de la corte provincial de Columbia Británica le ordenó a una devota pareja de testigos de Jehová que no hablen de religión frente a su nieta de cuatro años de edad.
La pareja perdió su petición de acceso no supervisado a la chica porque insistieron en llevarla a adorar al Salón del Reino de su fe a pesar de las objeciones reiteradas de la madre de la niña.
[...]
La juez señaló que cuando dos o más padres con diferentes puntos de vista religiosos comparten la responsabilidad parental el tribunal a menudo apoyará que el niño sea expuesto a cada religión en cuestión.
Pero debido a que [los abuelos] no son guardianes, el tribunal estaba obligado a respetar la decisión de la madre.
En la sentencia, la juez deja claro que por ningún motivo se está violando la libertad religiosa de los abuelos:
Los demandantes se equivocan al culpar a [la madre] por la disminución en el tiempo que pasan con [la niña]. Las demandantes desafiaron a sabiendas el deseo de [la Madre] en varias ocasiones. Sus explicaciones incluyen que si no están de acuerdo con [la madre] que no tienen que hacer lo que ella quiera y que pueden ignorar [sus] deseos si [la niña], una niña muy pequeña, expresa una opinión contraria.
Los demandantes no parecen dispuestos, ni capaces, de aceptar que no tienen responsabilidades de crianza en relación con [la niña]. Carecen de comprensión sobre las consecuencias de sus acciones.
[La niña] es demasiado joven para expresar un punto de vista, y mucho menos tomar una decisión con respecto a qué religión seguirá, si es que alguna. A medida que crezca, ella estará expuesta a diversos puntos de vista a través de su familia, sus amigos, sus compañeros de escuela y los medios de comunicación.
Como dije, fue resuelto de manera casi satisfactoria pues impide que los abuelos se aprovechen de que la niña no tiene los suficientes elementos de juicio ni las capacidades intelectuales para evaluar la veracidad de una afirmación, mucho menos de una propuesta religiosa — el problema es que todavía permiten que haya padres que ocupen ese lugar, cuando esa decisión le debe corresponder exclusivamente a la persona una vez haya cumplido su mayoría de edad.
Pero bueno, esto es mejor que nada.
(vía Friendly Atheist | imagen: Wikimedia Commons)
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