En Ecuador, el Papa Benedicto XVI, de conformidad con su agenda para volver a la Edad Media, acaba de nombrar como obispo en Sucumbíos a Rafael Ibarguren, miembro de la secta fundamentalista y ultraconservadora llamada Los Heraldos del Evangelio.
Sucumbíos antes era manejado por los Carmelitas Descalzos quienes no recibieron bien la noticia y entonces ha habido un enfrentamiento, al mejor estilo católico:
Es curioso que los Heraldos acusen a los Carmelitas de ser materialistas y lo primero que hagan sea acabar con puestos de trabajo para no pagar sueldos.
Hay sangre, envidia, avaricia, celos, odio, hambre de poder... Esto es toda una fiesta católica. Lo único que falta son monaguillos encerrados en la casa cural.
Sucumbíos antes era manejado por los Carmelitas Descalzos quienes no recibieron bien la noticia y entonces ha habido un enfrentamiento, al mejor estilo católico:
Simpatizantes de los Carmelitas ocuparon durante meses la catedral de Nueva Loja, la capital de Sucumbíos, hasta que el domingo simpatizantes de los Heraldos acudieron a expulsarlos, lo que acabó con enfrentamientos violentos.
Otro de los conflictos giró alrededor de radio Sucumbíos, propiedad de la Iglesia, pues los Heraldos intentaran despedir a sus empleados alegando falta de recursos para mantenerla.
"La radio siempre se ha autofinanciado y nunca recibió dinero del vicariato", dijo el periodista de esta cadena Humberto Chávez.
A su juicio, hay un "interés" de esa congregación de apropiarse de la emisora y "despojar" a la Iglesia de los servicios sociales que estaba dando, como la misma radio, el centro para niños huérfanos o la atención a refugiados colombianos.
Chávez resaltó que representantes de los Heraldos, sin previo aviso ni ninguna orden, "ingresaron a la cabina máster, desarmaron las computadoras y cambiaron sus claves".
Por el momento, la radio sigue funcionando, pero Chávez aseguró que hay días que duermen en la emisora, porque tiene miedo de que los simpatizantes de los Heraldos entren a la cadena.
Es curioso que los Heraldos acusen a los Carmelitas de ser materialistas y lo primero que hagan sea acabar con puestos de trabajo para no pagar sueldos.
Hay sangre, envidia, avaricia, celos, odio, hambre de poder... Esto es toda una fiesta católica. Lo único que falta son monaguillos encerrados en la casa cural.
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