Esta semana El Tiempo reportó que la Comisión de Expertos Tributarios contempla empezar a cobrarle impuesto del IVA a a los libros — la reacción instintiva es oponerse a la medida y hasta indignarse, pero analicemos las cosas por un momento.
La exención tributaria a la industria del libro parte de la base de que los libros son una puerta a la cultura y el conocimiento, pero los escépticos sabemos mejor que eso. Existen muchos tipos de libros, con diversos contenidos: así como los hay de divulgación y cultura, también los hay, de hecho abundan, sobre pseudociencias, de superación personal, de dietas que no sirven, politiqueros, de proselitismo religioso y —tal vez los más molestos— de 'ciencias' sociales cuyos autores parecen tener alguna alergia a la rigurosidad.
Así que los libros pueden ser ventanas al conocimiento y la cultura... pero también pueden ser portales para expandir la ignorancia y la incultura. Asumir que cualquier libro, por el hecho de serlo, incrementa automáticamente los niveles de cultura en la sociedad es cuando menos ingenuo.
Así que es válido preguntar: ¿se justifica la exención tributaria a los libros?
El tema es un poco más complejo, por supuesto. Sabemos que las personas hacemos recepción crítica y no tragamos entero, por lo que alguien podría argumentar —yo lo haría— que acceder a contenidos anticientíficos y que sólo aportan a la deforestación mundial podría conducir a alguien a un rechazo de esas afirmaciones y un renovado gusto por el conocimiento y la cultura.
Aunque en principio esto es posible, el escenario resulta altamente improbable: las personas que consumen ese tipo de contenidos siempre lo hacen de manera motivada. Están los escépticos, que dejan los libros de Deepak Chopra como un queso gruyère, y están quienes se creerán hasta las comas mal puestas a pies juntillas. Seguramente alguno de estos lectores, alguna vez, ha desarrollado un sano escepticismo frente a las afirmaciones irracionales de los charlatanes, pero viendo lo saludable que está ese sector de la industria, yo no contaría con que estos libros fueran una fuente particularmente apropiada ni exitosa para tener ciudadanos informados, que aprecien el conocimiento y la cultura, y que sean capaces de cuestionar sus propias creencias.
Otro argumento contra el IVA a los libros sugiere que estos ya son bastante caros y que el sobrecosto que supondría el impuesto haría prohibitivo el acceso a los libros y reduciría los niveles de lectura del país. Además de caer en el falso dogma de que un libro es bueno automáticamente, este argumento también ignora que la gente lee porque quiere. El que quiere y está interesado en leer y buscará los recursos para conseguir el libro. Puede que con precios más bajos, más personas compren libros, pero eso no garantiza que los vayan a leer, ni reemplaza el interés genuino por un libro.
Sin embargo, creo que el mejor argumento para empezar a cobrarle impuesto a los libros lo dio el exdirector de la Dian Juan Ricardo Ortega, en la misma nota de prensa:
Para el exdirector de la Dian Juan Ricardo Ortega, la situación es otra: “La mayoría de libros valiosos para la humanidad ya no están sujetos a derechos de autor. En Europa, el subsidio se ha focalizado en la publicación, tecnología e investigación para publicar en formatos digitales. Esto es lo que abre el mundo de los libros a todas las personas. El IVA se debe quitar, no en los libros, sino en los servicios de internet a hogares de ingresos bajos y a los celulares para datos”.
Realmente no sé cómo estén los derechos de autor para los libros "valiosos para la humanidad" (porque, por ejemplo, para mí la saga de Harry Potter es valiosa para la humanidad porque marcó a toda una generación y revivió el interés por la lectura), sin embargo, Ortega lleva razón al señalar que hoy en día se accede a muchos contenidos por Internet, y no tanto por los libros; y parece razonable sugerir que la forma de consumir contenidos marque la pauta en la política cultural y sus impuestos.
Probablemente los nostálgicos no estarán de acuerdo — y si creen que me he dejado cosas por fuera del análisis, los invito a consignarlas en la sección de comentarios; la idea es hacer un intercambio honesto de ideas y buscar las políticas culturales que más beneficien a los ciudadanos. Ya que esos cinco billones de pesos que actualmente se dejan de recibir por concepto de IVA a los libros ciertamente hacen mucha falta en inversión social.
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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