En abril se publicó el libro Los brujos de Chávez de Daniel Placer.
En su momento parecía una lectura interesante y recomendé el libro porque pensé que podía ofrecer una visión más cercana de la superstición en el chavismo, basada en una investigación rigurosa.
Pues mi amigo Gabriel Andrade leyó el libro y, por su reseña, parece que me equivoqué:
El libro tiene un fuerte tono sensacionalista. La única evidencia que se presenta es anecdótica, y pocas veces procede de fuentes directas. Casi todos los entrevistados admiten que escucharon lo que otra gente les contaba, pero pocos reconocen haber visto ellos mismos algún indicio firme de que, en efecto, Chávez estaba inmerso en ese mundo. Las hipótesis de Placer sobre el rol de Fidel Castro son típicamente conspiranoicas, como tantas otras que se han formulado en torno al líder cubano.
Además, la forma en que Placer trata la santería cubana es bastante inapropiada. La describe como si se trataran de rituales satánicos, que deliberadamente buscan perjudicar a los demás, y a hacer pactos con fuerzas malignas para conseguir favores. Esto es una caricatura de la religión santera. Ciertamente, hay una variante, el palo mayombe, que sí tiene algunas de esas características de ocultismo, pero ni siquiera esa tradición tiene la perversidad que Placer le atribuye.
[...]
Placer es un poco ambiguo a la hora de juzgar si la brujería es efectiva o no. A lo largo del libro, pareciera presentarse como un racionalista que piensa que las brujerías de Chávez eran supersticiones, propias de una persona ignorante. Pero, en ocasiones, da la impresión de juzgar a esos procedimientos como si fueran perversos. A mí me parece especialmente preocupante que la gente en Venezuela no repudie a Chávez por ser una persona ignorante y fácilmente manipulable por un maquiavélico líder cubano (si acaso ése es en realidad el caso), y en cambio, sí lo repudie por pactar con fuerzas malignas y utilizar ese poder. La triste realidad, es que incluso aquellos venezolanos que se oponen a Chávez, son tan supersticiosos como supuestamente lo fue el Comandante. Por ejemplo, muchos de esos venezolanos opuestos a Chávez opinan que, la exhumación de los restos de Bolívar, produjo el efecto mágico de matar a los que estaban allí presentes.
Qué lástima — Placer desperdició una gran oportunidad para investigar las creencias irracionales detrás del chavismo, y en vez de eso parece que se dedicó a promulgar las suyas propias, sin basarse en ningún tipo de evidencia fiable. Y sabemos que Chávez desperdició una buena cantidad de tiempo y recursos en las más variopintas supersticiones.
Ahora sigue haciendo falta un trabajo serio y riguroso que denuncie los excesos chavistas y su coqueteo con la superstición. Esa fue la oportunidad que Placer dejó pasar.
(imagen: Los brujos de Chávez)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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