miércoles, 5 de octubre de 2016

El deprimente ascenso del cristianismo en política colombiana — y cómo atajarlo



Como advertimos hace unas semanas, en Colombia cada vez gana más fuerza el cristianismo evangélico, que pretende infectar todas las políticas públicas con su intolerancia y discriminación, y hacer que retroceda el escaso y maltrecho progreso que se ha hecho en cuanto a libertades individuales en el país.

La Silla Vacía (LSV) tiene dos artículos sobre este fenómeno: uno antes del plebiscito, y otro que publicaron ayer tras la renuncia de la ministra Gina Parody, indicando que sería la primera victoria política del movimiento.

Si quieren estar deprimidos durante un mes, léanlos — la caverna se viene con toda. Dos advertencias: uno, a pesar de ser la mejor apuesta periodística en Colombia, La Silla Vacía no tiene ni pajolera idea —ni interés— sobre el laicismo, al punto en que ni siquiera se molestan en mencionar el hecho de que Colombia es un Estado laico. (Este es el mayor defecto de LSV.) Dos, La Silla Vacía se tragó el cuento de la "ideología de género", así que maneja el tema desde la falsa disyuntiva de "construcción social" o "identidad concedida por dios" — para hacer el doble de facepalms, asegúrense de tener a la mano un artículo sobre género basado en la evidencia, y que no caiga en jueguitos semánticos.

Por último, un amargo e inútil "se los dije", a nuestros presuntos aliados. Desde hace años, los ateos hemos advertido de la intromisión cristiana en la política pública, denuncias que han caído en oídos sordos — y cuando les ponen atención, las desestiman defendiendo el privilegio religioso como algo folclórico o cultural, o simplemente toman la decisión de "no meterse en el laicismo" para que no 'dificulte' sus causas (como tengo entendido que hizo Women's Link Worldwide).

No sé qué les pasa por la cabeza, pero parece que no han entendido que todas las causas de Derechos Humanos y libertades individuales requieren de un Estado laico fuerte, para que esas conquistas no se pierdan cuando los cavernarios convoquen marchas y hagan pataletas por la orientación sexual de un funcionario público (!). Lo que han hecho hasta ahora —hacerse la vista gorda frente al laicismo— es pegarse un tiro en el pie y obstaculizar el avance de sus propias causas —derechos sexuales y reproductivos, LGBTI, muerte digna, legalización de drogas, etc—. Y si no están dispuestos a defender el laicismo, igual están en el negocio equivocado.

Por nuestra parte, los activistas por el laicismo seguiremos defendiendo todos esos derechos, porque el Estado no debería restringir lo que los ciudadanos hacemos basándose en preceptos religiosos de ningún tipo. No exigimos ninguna reciprocidad, porque defendemos los derechos independientemente de lo poco que el laicismo le importe a los defensores de las causas que más dependen de él; pero también entendemos que sin reciprocidad y sin coherencia en sus causas, estas están perdidas (como lo está la nuestra, si no la hacen también suya).

Me gustaría pensar que estamos a tiempo de corregir y prevenir más embates religiosos, pero no soy un tipo muy dado al optimismo (y ahora menos, después del guayabo por el plebiscito).

(imagen: Gonzo Bonzo)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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